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- 18 oct
¿Y si nos hemos equivocado?
Puede que algún día Cataluña sea independiente. Puede, incluso, que nosotros lo vemos. Pero, en todo caso, cada día tengo más claro que si esto ocurre habrá sido, sobre todo, a pesar de nosotros. Una parte importante de nuestra sociedad (incluso, como es debido, bastante más de la que lo hace ahora) puede que persista y en un momento dado se dé una coyuntura…¡ y clic! Como ha ocurrido en la mayor parte de procesos de independencia, en un momento se pueden precipitar los acontecimientos, se abre una ventana, y abajo. Pero eso, por ahora lo veo más lejos que ayer, aunque confío en que no menos que mañana.
No me sorprende la ofensiva de Madrid por tierra, mar y aire, pasando de la división de poderes cuando les place. Constato que ante el desfile ante los juzgados de responsables políticos como Mas, Ortega, Rigau, Homs y ahora también Forcadell, la respuesta política y ciudadana es escasa. Lo veo claro a la vez que también encuentro triste que ciertos políticos se compadezcan para sufrir esto en primera persona y sin el retorno esperado de su ciudadanía y “compañeros” políticos. Bienvenidos al mundo, les diría.
No me sorprende que los socialistas no se sacudan sus fantasmas y que se contradigan en Badalona, ahora estigmatizando los unos, ahora los otros, sin saber ellos qué hacer ni con quién. Constato que los partidos independentistas siguen con sus miserias de siempre, con miembros del Gobierno y del Parlamento (teóricamente en la misma trinchera), pelearse o poniendo en duda la convicción y compromiso del otro. Esto la CUP lo ha hecho siempre respecto del PDECAT con la boca grande, y ERC con la boca pequeña. Los antiguos convergentes, por su parte, bastante tienen en saber qué y dónde están, para poder entrar mucho nada en la refriega con los demás.
Y todo esto no me sorprende, y lo constato, pero hace pensar. Frente a quienes desde el independentismo (también periodistas en algún caso) se reclama en el mundo (periodistas incorporados) un “optimismo compulsivo”, a mí las dudas se me agudizan. Nunca he ido por el mundo con pompones de cheerleader, y si algo no lo veo, la digo. Ahora, demasiado a menudo me viene la duda de si todos no nos habremos equivocado, por todas partes, no sólo desde el españolista, poniendo menos reflexión de aquella que sería necesario para acompañar tanto teórico momento decisivo. Quizás es que hemos querido decir que vamos pasando pantallas pero no es del todo cierto. Quizás es que un punto de entusiasmo más querido que real nos haya servido en algún momento para no ver lo que no es pero que nos gustaría que fuese. Esto último es humano y pasa por todas y en todas las facetas de la vida. Pero enrocarse se no tiene sentido. Más si quieres tirar adelante. Y si me equivoco, que me desmientan sus señorías y compañía con hechos.
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