Passando de la CUP

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    Una cosa es tener los escaños claves para decantar una mayoría de gobierno, y la otra es que pienses que el mundo gira a tu alrededor. Pero lo peor de todo es cuando, además, los otros incentivan y contribuyen decididamente a que pienses que esto ocurre. Y sí, es el caso. Convergència y Esquerra están promoviendo una “cupitis” absurda que los condiciona mucho más allá de la aritmética parlamentaria. Les tiene colonizado el discurso y el hacer, la mayor parte del tiempo como remolque de los cupaires, tanto en aspectos de fondo como en anécdotas absurdas.

    Esta semana pasada, la que se ha montado (en cuanto a alboroto) por las declaraciones de Anna Gabriel sobre modelos de familia ha sido de un ridículo que da miedo. Ella piensa como piensa, y no lo descubriremos ahora, y tiene todo el derecho y la libertad de hacerlo. Pero es que esto aparte, estando o no de acuerdo con lo que dejó caer, ¿realmente vivimos en un país y tenemos una política que no tiene otro trabajo que centrarse en declaraciones de la última fuerza en votos en el Parlamento de Cataluña? ¿De verdad nos hemos vuelto locos hasta este punto?

    Y esto con respecto al frente anecdótico, pero luego viene cuando un debate sobre los presupuestos genera trifulcas entre los dos socios de gobierno, Convergència y Esquerra, a corazón abierto y con cada uno de ellos marcando posiciones en función de lo que saben que la CUP exigirá, tratando de adaptarse o todo lo contrario.

    En este caso, como que las cuentas dependen de los 10 escaños de la CUP, la desazón se entiende un poco más, pero ¿realmente alguien cree que la mejor manera de sacar unas cuentas necesarios para la estabilidad del país, del gobierno y del su proyecto independentista es ir a remolque de la CUP? ¿Nadie en Convergència y Esquerra no sabe de verdad cómo hacer posible todo lo contrario? ¿A este nivel de acomplejamiento y de “cupitis” han llegado? ¿No saben pasar de la CUP y de lo que pueda decir o dejar de decir, y tomar la iniciativa? ¿No entienden que lo normal sería que la CUP les fuera detrás, y no todo lo contrario?

    Quizás el secreto de tanto despropósito es que la CUP y su micro mundo es como es y, otras consideraciones aparte, esto incorpora coherencia (aunque sea en el error) de pies a cabeza, de principio a fin, el primer el último de sus miembros, las 24 horas los 7 días de cada una de las 4 semanas de los 12 meses que componen el año. Y los otros no. Y así les va, demasiado atropellados, desorientados por la vorágine de un día a día que les anula la mirada estratégica y que les hace totalmente incapaces de pasar de la CUP cuando correspondería, que es la mayor parte del tiempo.

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