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- 05 ene
Adiós, CUP
Escuchaba a Oriol Junqueras en rueda de prensa presentándose como el más responsable del mundo (soberanista) y buscando la equidistancia entre Convergència y la CUP en su reclamación de movimientos para evitar el fracaso del proceso. Le oía decir eso y me quedaba bastante claro que la campaña electoral para las anticipadas ya ha comenzado. Junqueras, muy hábilmente en el discurso pero demasiado sobreactuado en las formas, buscaba la conexión con el independentista frustrado por la decisión de la CUP. Y lo hacía a la manera tradicional de Esquerra, sin poder evitar poner Convergència en el saco de los reproches. Esto, de hecho, es pura (y legítima) táctica electoral, pero también cosas de las que se llevan muy dentro.
Junqueras hacía una petición retórica de esfuerzo para alcanzar el acuerdo, cuando sabe que la CUP ya no se moverá del ‘no’ a Mas, ya la vez hurgaba en la división dentro de la formación antisistema. Quiero creer que no lo hacía también con sus (todavía) socios de Convergència, porque un mínimo sentido de la lealtad (que estoy seguro de que Junqueras lo tiene) implica, si quieres que el otro (Mas) dé un paso atrás o al lado, que lo digas de frente, con nitidez y explicando tus motivos claramente, sobre todo si son ciertos y crees en ello. Ayer Junqueras no dijo que quiere que Mas se aparte, por tanto entiendo que no quería decir esto, y por lo tanto entiendo que básicamente estaba tirando de retórica mitinera en una sala de prensa, especialmente para tratar de recoger tanto de votante de la CUP en las pasadas elecciones como sea posible. En este sentido, no podía (no nos engañemos) parecer complaciente con Convergència.
Porque también querrá pescar de este universo de votantes, pero sobre todo porque la casa CUP es donde más puede tratar de echar la red en competencia directa con Ada Colau. Y es que, de lo que quede de la CUP dentro de unos meses más de uno podrá pescar. Perquè la CUP no ha querido prescindir sólo de Artur Mas, sino también de cientos de miles de personas por la independencia y ahora muchos prescindirán de ellos. El proceso no es eso. O no lo era, ya no tengo claro el tiempo verbal. Pero los que han dicho querer sumarse a partir de la estigmatización y el desprecio a una parte importante de catalanes, ahora verán como es en su casa que se resta. Muchos dirán “adiós, CUP”. Muchos de los que el 27-S dieron un plus de voto y un crecimiento espectacular a una fuerza antisistema. Y muchos de los que desde dentro de la misma CUP le dirán adiós. En los próximos tiempos.
Antonio Baños no era militante de la CUP. Fue cabeza de cartel y ahora marcha. David Fernández tampoco era diputado de la CUP cuando triunfó como diputado. De él hace días que básicamente veo Tweets en Twitter. Uno y otro ayudaron a proyectar una imagen de la CUP que no se correspondía con la realidad que se impone. Muchos cargos electos de la CUP, ya domingo, mostraron su frustración y tristeza, y algunos incluso ya dejaron claro que enfilaban el camino de salida. “Adiós, CUP”, dicen y dirán.
De cómo una formación política puede ser decisiva, sin quererlo, y como la gente rápidamente puede responder a su deseo y hacer que deje de serlo. Porque si hay elecciones anticipadas (una pena porque todo el catalanismo perderá), el independentismo político recibirá en conjunto un castigo. La CUP ha demostrado cómo es que en merece una parte generosa. El resto, Convergència y Esquerra, veremos si saben driblar la colleja. Si lo hacen será porque, retórica típica en parte, de nuevo habrán sabido hacer lo extraordinario que la gente espera en este momento político, y no aquello tan ordinario que la CUP nos regaló hace unos días. Eso si es que quieren poder sumar y hacer algo de provecho en clave individual y de país, claro.
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