Pide demasiado, presidente

  • Pide demasiado, presidente

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    Artur Mas pide calma. Y pide demasiado, el presidente. No sólo por eso. Quizás pide demasiado al país. Y quizás que entre todos lo hemos hecho, esto de pedir demasiado, y ahora nos chocamos con una realidad un poco más prosaica de lo que habíamos querido imaginar. Dice Mas que “el país hace las cosas que tiene que hacer, no se despreocupa del día a día, quiere que las cosas vayan mejor”. Pero el caso es que no lo parece. Hechos, no palabras. Ya estamos en este lamentable punto. Porque ya ni la tristeza de la política española distrae del solar en que se está convirtiendo la nuestra.

    Ayer por la mañana, zapeava por el dial y en un momento dado en la tertulia de Can Basté escuché al antropólogo Manuel Delgado (a quien siempre presto atención) como decía algo que en días de buen deseos, para fiestas, por el nuevo año, sonó especialmente duro y desagradable. Decía que en la asamblea de la CUP del domingo básicamente todos los asistentes “estaban de acuerdo en que en Mas era indeseable políticamente y que aceptarlo sería un mal menor por responsabilidad política por razón de oportunidad pero sin diferencias políticas de fondo”. Un indeseable. Pedir que gente que piensa así de los adversarios políticos los voten, o que ni siquiera se planteen hablar con ellos, es pedir demasiado, sin duda.

    Después, Delgado, en otro arrebato de sinceridad que los políticos (tampoco los de la CUP) no se pueden permitir en público, dijo que la CUP llevaba “años soportando insultos, como el de antisistema… y al final todos colgados de lo que dicen los colgados (…) La humillación pública a que están sometiendo el presidente, genial, porque si quieres ser presidente, como mínimo, traga”. Esta es la actitud (vital). En manos de esto, de esta concepción de la vida y de la política, tenemos proceso soberanista. Cuando uno se siente insultado porque lo describan como antisistema, y ​​encima viene a vender que esto le supone un calvario, como si a los demás nadie les tildara (por lo menos) de indeseables y vayan ustedes a saber de cuántas maneras más. ¿No es pedir demasiado, pretender que alguien construya así nada positivo y con generosidad?

    Seguramente sí. Es muy probable que Mas y mucha otra gente de este país haya pedido y pida todavía demasiado (contra toda lógica). Sucede que lo que nos habían prometido, también los de la CUP, pedía de mucho. ¿Demasiado para algunos de los principales implicados? ¿Demasiado para un país que en los momentos clave en vez de concentrar fuerzas las dispersa? En breve lo tendremos del todo confirmado o no. Ya queda menos para saberlo. ¿Demasiado? Ya hace días y semanas.

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