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- 28 jul
Demòcrates de Catalunya
Están pasando cosas que, sinceramente y a pesar de mi optimismo antropológico, pensaba que no vería. Aquí se está removiendo el tablero y el contexto está cambiando. No sabemos hacia dónde pero la pulsión de cambio que respira la sociedad, en Catalunya no se topa con un muro antipolítico de incomprensión y de inmovilismo. Y bueno, el caso es que pasan cosas a gran y pequeña escala. A nivel de un servidor y su círculo, les diré que hace cuatro días un buen amigo, emprendedor de los de verdad, de los que ha montado algo nuevo y arriesgando, me soltó aquello que nunca un colega me había dicho : “Me ha impactado un nuevo partido político y me quiero hacer militante”. Hablaba de Demòcrates de Catalunya.
Esta formación impulsada por Antoni Castellà y muchos otros ex de Unió tiene algo de partido hecho a medida del momento. Practicable, diáfano, de ir por faena pero con una base sólida. A mi amigo, por ejemplo, fue pedir información sobre el nuevo partido, y ya le han concertado cita con Pep Martorell, una de las mentes mejor amuebladas de la política catalana, joven y como tantos otros cuando estaba en el partido de su vida bajo el dominio de Duran i Lleida, con un talento más desaprovechado que el del mítico Oriol Grau en aquel programa de Buenafuente donde bromeaban con esta circunstancia. Pero el momento político y social del país no está para desperdiciar los activos que tiene y que le serán necesarios para hacer aquello que la centralidad del catalanismo social y político se ha propuesto impulsar contra poderosos elementos e inercias.
Y así fue como nació Demòcrates de Catalunya, un partido que suena a norte-europeo en fondo y forma. Me hizo pensar el muy efectivo y dinámico acto de presentación que hicieron en la sala Barts de Barcelona hace un par de domingos. Me hizo pensar eso y hasta su nombre, que tiene mucho link (y alerta aquí spoiler para los que no tienen terminada la serie Borgen; dejen de leer este párrafo) con la fuerza política que la mítica Birgitte Nyborg impulsa, los Nuevos Demócratas, en una de las series políticas más interesantes de los últimos años. Danesa. Política a demanda, con sustancia, con principios y pasión.
Y en contraposición a esta fuerza emergente que nace con unos objetivos claros, Unió se va afeando, en fondo y forma. Y lo siento. En fondo, porque hablan de hacer bandera del sentido común, como si de ello no lo hubiera también entre la mucha gente y los partidos que legítimamente quieren pasar página de una relación de sumisión con un Estado que no escucha. Y en forma, porque este punto de fuera de juego existencial que respiran incluso se ve en su nuevo logo. Si existieran los premios Razzies (los anti Oscar) del diseño (que seguro que existen, pero yo no los conozco), este año tocaría recibir galardón al responsable del nuevo logotipo del partido, propio de monumento de rotonda. Rotondismo llevado al extremo, para ir girando y no avanzar. No hay por donde cogerlo, de amorfo que es. No se entiende. De hecho, como la deriva que ha cogido un partido que merece todos los respetos pero que no parece hecho para ese momento.
Por suerte, hay alternativa. Al igual que la hay en la actual relación entre Catalunya y España. ¿Hablamos de “nueva política” seriamente? Pues puede que en Catalunya lo hagamos más a cuento de fuerzas como Demòcrates de Catalunya, no tanto como de Podemos o Ciudadanos. Porque con todas las cartas sobre la mesa, ahora se trata de elegir en sana competencia, dando la cara como lo exige el momento. Es lo que tienen las democracias. La danesa y la nuestra, que deberían poderse equiparar. Tenemos una gran oportunidad a tocar, entre otras cosas por muchos demócratas y catalanistas convencidos que se han propuesto, en un tiempo nuevo no sólo retórico, hacer cosas nuevas.
(Para leer el artículo en El Singular, clicad aquí)