Sin novedad en el frente

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    banderas

    Lo de Mariano Rajoy con su nuevo ministro Íñigo Méndez de Vigo es lo de siempre. Lo de las familias que han formado parte de la pomada de toda la vida. Y pasan los años y eso ahí persiste. Y aún los hay que piden paciencia al catalanismo. Y tildan de radicales a los independentistas y pretenden enmascarar como moderación la ambigüedad y el ir tirando de siempre. La conllevancia. El qué la vamos a hacer. El son así pero ya cambiarán. El algo haremos mal, no nos explicamos bien. Y mientras, en Madrid, ni caso. Ellos a lo suyo. Como Rajoy con el sustituto de Wert. Como Pedro Sánchez con el banderón de España. ¿Algún problema? Ninguno. Faltaría más. Está en su perfecto derecho y en otros países es lo habitual. Hasta ahí, nada que objetar. Pero el caso es que Sánchez, como Susana Díaz Pablo Iglesias, los políticos de esa nueva generación que nos decían que llegaría y sería diferente, se llenan la boca y hasta los escenarios con la bandera.

    Critican a los que se envuelven con ella si es una “autonómica”, pero con la grande, nada, eso faltaría más. Esa es su aportación: “Más España”. Esa es la competición. Esa es la perspectiva. La gran esperanza, como dibujaba magistralmente el gran Ferreres en este diario hace dos días, con sus delegados aquí en Catalunya diciendo amén. O directamente, como hace Albert Rivera y Ciutadans, contribuyendo como el que más a poner el turbo a esta manera de hacer política, de hacer la España del retórico “tiempo nuevo”, que en cuanto a su modelo básicamente suena a lo más retro y sobado. Sin novedad en el frente.

    Mientras, aquí en Catalunya, tampoco innovamos, si no es en el campo soberanista, y a medias. Porque sí, es verdad que CiU se ha roto y ha marcado un antes y un después que pocos creíamos que algún día llegaría. Pero en paralelo, en el catalanismo, ahora con su corriente central en el independentismo, sigue con sus dinámicas fratricidas y de enfrentamiento permanente, soterrado o no. En contraste, hay una izquierda con raíz en Madrid que aquí apunta a mayoritaria (ayer el PSC, hoy lo que rodea a Podemos) que recupera también lo de siempre, con cosas como las que en su día llevaron a los socialistas a confundir Catalunya con Barcelona. Piensan que lo de Barcelona en Comú es exportable, tal cual, al conjunto del país. Y demuestran así, no solo no haber evolucionado nada, no ser nada nuevo más que en las formas, sino conocer poco lo que dicen querer defender: el conjunto del país. Como nueva política se quedaría corta, si no fuera porque ellos son los primeros que saben que eso es un simple eslogan. Solo los ingenuos seguirán esperando algo nuevo en la relación Catalunya-España por ese frente.

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