Mas desencadenado

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    Que dicen que Quentin Tarantino ya está cociendo nueva película: The Hateful Eight. Y será western como aquel gran Django desencadenado que estrenó en 2012. Tengo muchas ganas de que llegue. Porque una de Tarantino promete siempre descarga adrenalínica, y el caso es que nuestra política hace una temporada larga que nos tiene hechos a emociones fuertes, pero apunta este 2015 a mascletá final digna del crescendo culmen de una peli de Quentin. Ayer seguía la sesión de control en el Parlament y lo veía claro.

    Mas tiene toda la pinta de Django. Que aguanta y aguanta, calla y calla, traga y traga, recibe de aquí y recibe de allí, y se contiene porque tiene un plan, y sabe que esto no saldrá solo. Debe mantener posiciones y esperar el momento oportuno, pero antes ya ha tenido que aguantar mucho. Él cargándose y cargándose de razones y de ganas de responder, pero está claro que finalmente saltará y tendrá para todos. Ayer lo veía en el Parlament contestando a Alicia Sánchez-Camacho, Oriol junqueras, Miquel Iceta, Albert Rivera, Joan Herrera y David Fernández. Él iba recibiendo a diestro y siniestro, por A y por Z. No recibía por parte de nadie un gesto que no fuera atacante, ni siquiera de la mano del socio de legislatura. Y él empezó a saltar. Como decía el nombre de aquel curioso grupo de música: “Se atormenta una vecina”. Como al final de las pelis de Tarantino. Coming soon.

    Y como ocurre siempre en las pelis del director de Kill Bill, es evidente que movida la ha habido de principio a fin, pero que el final será en alto. Mas, por ejemplo, ya no rehuye el cuerpo a cuerpo con las cuestiones más espinosas y feas de debatir. Ha visto claro que del socio ya no puede esperar nada a la hora de driblar las cargas de profundidad que la oposición dirige a CiU para erosionarla con el argumento de la corrupción y de las políticas sociales. Estamos cerca de unas elecciones municipales (y después de unas catalanas donde hemos quedado que esto será sálvese quien pueda), y ERC no renuncia a banderas que se disputa con la Cup e Iniciativa. Mas sabe que recibirá fuego a discreción por todas partes, y ha decidido (finalmente) volverse.

    Ayer se mostró implacable. ¿Acusaciones sobre el caso Innova en Reus? Recordatorio de quién lo impulsó (tripartito PSC-ERC-ICV-EUiA). ¿Apunte sobre quien empezó a hurgar en ello? Recordatorio de cómo el alcalde de CiU acudió a la justicia y cómo su gobierno comenzó a tratar de enderezar la chapuza. ¿Propuesta de debate monográfico sobre el tema? Propuesta de él de entrar en detalle sobre el caso Innova y otros (que dice que tiene “muchas ganas” de ello). ¿Discusión sobre los consorcios sanitarios? Recordatorio de que la ley que los contempla fue aprobada cuando en el gobierno catalán estaba ERC e ICV. ¿Indignación democrática porque el gobierno de CiU tira adelante el consorcio sanitario de Lleida a pesar de resolución del Parlament? Recordatorio de que los hubo que se pasaron por la nuca una resolución del Parlament en contra de taladrar Barcelona para hacer pasar por su centro el túnel del AVE, con Iniciativa aplaudiéndolo. Y más. Era un no parar. Mas, desencadenado. Ve que se acerca el final de la película (véase aquí legislatura) y ha decidido que si esto debe ser como una de Tarantino y debe morir hasta el apuntador, sería bueno que no fuera el único que absurdamente dejara la piel. Django, además, al final se salva (y aquí disculpen por el spoiler). Veremos como le sale. Como mínimo, pinta que no se resigna al típico final que todo el mundo da por hecho. Cojan las palomitas. Y el impermeable. No será apto para todos los públicos.

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