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- 02 nov
¿El final de qué?
Últimamente el conseller de Presidència y portavoz, Francesc Homs, sonríe bastante, como mínimo en público. ¿Por qué? «Está feliz», dicen desde su equipo. ¿Pero realmente tiene motivos para ello? Y cuando se lo preguntas a quien lo conoce bien, se apunta a una cierta liberación y a una sensación de final de etapa que el convergente se habría propuesto vivir con un punto de filosofía. Según un compañero de partido, «en los últimos tiempos emite mensajes en la dirección de que se aparta de la carrera sucesoria para relevar a Artur Mas en un futuro (quizás inmediato)». Y todo ello sería porque la mano derecha del presidente en Palau habría interiorizado que el jefe del Ejecutivo catalán «necesita alguien al lado de quien fiarse hasta el final». ¿Pero hasta el final de qué?
El rostro de Homs en las ruedas de prensa, desde que es portavoz del Govern, se había descrito generalmente por su semblante serio (¿seco?) y a menudo a la defensiva ante las preguntas de la prensa. «La realidad que nos ha tocado vivir y gestionar no ha sido muy amable», se excusaba. Pero el caso es que este contexto adverso lo viven otros gobiernos como el español y, en este sentido, bien que su homóloga en la Moncloa, Soraya Sáenz de Santamaría, ha sabido poner encima de la mesa ante las cámaras una combinación bastante más repartida a la hora de tirar de palo y de zanahoria. «Ella tiene mayoría absoluta y nosotros tenemos minoría y a Esquerra de socio de legislatura», dicen desde Palau ante la comparativa. Y esta diferencia es bastante clave, también a la hora de tener o no ciertas seguridades sobre el futuro a corto. Porque el PP puede ir tirando hasta final de legislatura. El Ejecutivo de Mas, de momento seguro, puede hacer hasta el 9-N, y para eso falta una semana.
¿Y después qué? La sonrisa de Homs también puede apuntar ahí. En Convergència consideran que el 9-N no se podrá evitar que la gente participe en la consulta que finalmente se ha podido impulsar. ¿Y a partir de aquí? Ya habrán pasado una pantalla más que todo apuntaba que tenían todos los números de no superar. Y se acabará la tregua con Esquerra «y ya veremos entonces qué pasa». Todo tan incierto, todo en principio tan imposible, que a algunos en el lugar los tiene como liberados con la perspectiva de un final. ¿De qué? ¿De CiU? ¿De la etapa Mas? ¿Del proceso? ¿De todo o de nada? Y como la mayoría de las profecías les apuntan lo peor desde hace tiempo, la posibilidad de matarlo definitivamente o de volver a dar la sorpresa tiene a algunos en la casa como animados. A pesar de todo.(Para leer el artículo en EL PERIÓDICO, clicad aquí)