¿Votaremos y ganaremos?

  • ¿Votaremos y ganaremos?

     

    “Votaremos y ganaremos” era el clamor con que cerró ayer la lectura del manifiesto de las fuerzas sociales pro consulta ante una nueva grandísima movilización en la calle, esta vez ante los ayuntamientos del país después de la suspensión cautelar de la convocatoria del 9-N por parte del Tribunal Constitucional español. Pregunta: ¿votaremos y ganaremos? Si seguimos así, sí. Pero las cosas se pueden torcer. Y ojo porque en este sentido, quien se mueva, este sí, saldrá en la foto de la historia, castigado.

    No sería el caso de Mariano Rajoy. Si respecto del proceso catalán él se moviera, si respirara algo diferente a no hacer ni dejar hacer, seguramente pasaría a la historia como un gobernante que a pesar de todo supo rectificar y asumir un rol plenamente democrático, al fin. Pero no nos engañemos. Dos factores destacados nos alejan de esta hipótesis: su incapacidad para mostrar liderazgo real en cualquiera de sus vertientes, y también su manifiesta alergia a tomar decisiones de peso al estilo de aquello que hacen los estadistas.

    El 9-N no se acaba el mundo, como muy acertadamente dijo Miquel Iceta en el Parlament. Y yo ampliaría la frase: “El 9-N no se acaba el mundo… tanto si este día votamos como si no”. Y a partir de aquí, el reto de quienes, ellos sí, no se tendrían que mover, concretamente de la foto de la unidad del catalanismo y de la defensa del derecho a decidir del pueblo de Catalunya.

    Porque el partidismo y la intransigencia no son buenos consejeros. Y a aquellos como quienes desde la CUP dicen ahora que si el presidente Artur Mas tiene “la tentación” de dar un paso atrás perpetrará “el mayor fraude de la historia”, sólo decirles una cosa: que en este proceso no se equivoquen de adversario ni de culpable en caso de que el 9-N no se pueda celebrar finalmente la consulta pactada. Que esta vida no va de blancos y negros. Que el pueblo de Catalunya tiene todo el derecho a votar y con esto ganar, sea cual sea el veredicto de las urnas. Y que esto llegará indefectiblement, entre otros, por la firmeza mostrada por el presidente (no dicen que “la mayor de la historia” pero asumirán que la mayor de todos los presidentes del autonomismo hasta ahora) en la defensa de la soberanía del pueblo de Catalunya.

    Dice la diputada de la CUP, Isabel Vallet: “La soberanía es popular”. Y estoy de acuerdo. Pero si Catalunya está más cerca que nunca en décadas de su plena soberanía habrá sido por el maridaje entre la sociedad civil y las instituciones catalanas. El frente institucional es también clave, y no tiene la fuerza ni la potencia del español excepto en un frente: la transversalidad de formaciones políticas que lo impulsan y lo legitiman. Que no se mueva nadie de esa foto. Que no se debilite la unidad para actuar con fuerza todos juntos antes, durante y después del 9-N. Porque no sólo se trata de votar y ganar el 9-N. Se trata de votar y ganar. Ni más, ni menos. ¿Votaremos y ganaremos? Si lo quiere una clara mayoría (también de los partidos políticos), sí, sin duda.

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