Los “medio amigo”

  • Los “medio amigo”

    peret

    Peret tenía de entre las canciones más famosas de su repertorio aquella que decía aquello de “enredando por allá, enredando por aquí, de este modo me subió a mí”. Hacía entrañable referencia a su padre, un vendedor ambulante capaz de enredar todo el mundo. Le llamaban “el medio amigo”. Y el caso es que los partidos catalanistas, entre ellos, lo son bastante, de “medio amigos”, y enredan y se enredan mucho. Demasiado. Pero a pesar de todo, aquí que el país persiste y todavía confía que, finalmente, sabrán ponerse de acuerdo y sumar. Si deciden dejar de enredar, está claro.

    Porque en medio de tanta ida y vuelta, de tanta reunión, de tanta filtración, de tanta presión mutua y de tanta gesticulación, al final ya los había que no sabían qué era lo importante, si la consulta o la independencia. Se hacen llamar independentistas, pero se les podría tildar de “consultistas”, a juzgar por el fervor con que en los últimos tiempos no veían otra cosa que el 9-N, con una pregunta que en principio no les entusiasmaba. Salvando todas las muchísimas distancias (y lean bien esta previa), por instantes los hay que me han hecho venir a la cabeza a los del PP que tan histéricamente abrazan una Constitución española que su faro espiritual (Aznar) dicen que ni votó cuando tocaba. ¿Y en eso tenemos que seguir enredados?

    Había reivindicación del derecho del pueblo catalán a decidir su futuro, y por lo tanto a optar por la independencia si así lo quiere una mayoría, mucho antes de que el presidente Artur Mas anunciara un acuerdo amplio de los partidos catalanistas para consultar en una fecha y una pregunta concretas. ¿El 9-N era importante? Sí, y lo sigue siendo, porque habrá locales abiertos, urnas y papeletas para votar. Pero cogiéndome al lema del Tricentenario, les diré que es importante qué demostramos que somos el 9-N, igual como es importante que éramos antes y que seremos después. Éramos. Somos. Seremos.

    Por lo tanto, más allá de la lamentable y triste gesticulación partidista de siempre y una vez demostrado al mundo qué es el Estado español y su concepto de democracia, los partidos catalanes harían bien de dejar de enredar por aquí y por allá con sus propias contradicciones e intereses. Que pasen de ser “medio amigos”, que se entiendan y se hagan entender, y que hagan posible, de verdad, no enredando, no haciendo como si, que además de urnas y de papeletas, el 9-N haya locales llenos de gente votando. Para que aquel día pueda ser importante y para que aquello que venga después también lo pueda ser igualmente.

    (Para leer el artículo en NacióDigital)