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- 03 abr
Votaré ‘no’, así no
Además de los errores no forzados de Joan Laporta y los suyos, uno de los frentes que más proyectó Sandro Rosell a una presidencia del Barça para la cual se ha demostrado que no era la persona adecuada fue un acompañamiento mediático espectacular. Una claca mediática que cuando Laporta anunció el proyecto Foster de renovación del Estadio lo lapidó a críticas feroces. Le reprochaban un gasto inasumible y un diseño megalómano (“mona de Pascua”, dijeron algunos), entre otros. Ahora la propuesta de renovación del Camp Nou triplica en presupuesto (inicial) aquella apuesta y en cuanto a diseño exterior, a pesar de un cromatismo diferente, recuerda bastante a aquello. ¿La diferencia? Básica: ¿han escuchado ustedes mucho ruido en los medios sobre la cosa? No. Y eso me subleva. Por la desproporción. Por la simulación de debate abierto que se ha hecho, cuando en realidad aquello que se ha priorizado en la proyección de la propuesta de la actual Junta para renovar el Estadio ha sido la propaganda, no la información.
Han montado una maqueta, una exposición, todo inaugurado muy solemnemente y seria (con caras muy largas del presidente Bartomeu y compañía, como de trascendencia del momento), y ala, que todo ello no se note mucho. Poco ruido, tira-tira y a ver si nadie se detiene mucho en la cosa, a ver si pasa todo rápido, antes que una mayoría no se haga demasiadas preguntas, y tira millas. Simulación de transparencia y bastante opacidad, veo en el proceso. Y así no se hacen las cosas. Así no se decide con garantías. Porque la pura propaganda no vale, en las sociedades democráticas. En este contexto se decide a partir del contraste equilibrado y real de propuestas y de argumentos. Y esto no se ha fomentado desde el club y desde su potente entorno mediático.
Preguntas sobre el proyecto y sus consecuencias hay muchas. Respuestas, muy pocas de fiables y de bien dadas. ¿De dónde saldrán los 600 millones que (en principio, después ya veremos) nos han dicho que costará la obra? ¿De dónde saldrán y a cambio de qué? ¿Cómo volveremos la inversión? ¿Implicará que algún día podamos tener un Estadio con un apellido como Qatar, o como Bankia, por poner sólo dos ejemplos de referentes (el uno solvente en el flanco económico, el otro no) que podrían dar grima que se hermanaran (en un caso todavía más de como ya lo hace ahora) con el Barça y su buen nombre? Y ante esto, ¿decidiremos o ya está decidido? ¿Firmaremos todos o lo firmarán en los despachos? ¿Entre todos? ¿Sí? ¿Seguro? ¿Con la espada de Damocles de una obra carísima a pagar encima de nuestras cabezas? ¿Sí? ¿Seguro? ¿Y esto por qué no ha generado un debate real? ¿Por qué no se ha fomentado desde el club? Inquieta pensar el por qué. Inquieta pensar que es porque saben que las respuestas no gustarían, o aún peor: porque quizás ni ellos no tienen las respuestas.
No entraré en comparaciones porque el Barça poco tiene que ver con el Espanyol o con el Valencia. Pero ¿verdad que saben que por sus inversiones en campos que les han hundido la economía, el uno está mirando de sobrevivir en primera con dos cañas, y el otro tiene el estadio parado y el club en venta? La simple perspectiva lejana da miedo, pero el problema de fondo no es este (o no sólo), como tampoco lo es el hecho evidentísimo que es absurdo mirar de ampliar la capacidad del Estadio a 100.000 plazas cuando a día de hoy el campo ya no se llena ni en muchas de las grandes ocasiones. ¡Y eso pasa aquí y por todas partes! Los estadios no se llenan, en parte por un cambio en rutinas del ocio ligadas al seguimiento del fútbol, sumadas al factor multimedia, a las entradas caras y otras. Y esto no es coyuntural y hace toda la pinta que ha venido para quedarse. Por tanto, ¿esto realmente traerá más ingresos? ¿O lo tenemos que fiar todo en las zonas VIP que tanto repiten desde el club que nos hacen falta? Pero grave como lo es, reitero que estos factores no son los más decisivos que este sábado me llevarán a votar ‘no’ a la propuesta de reforma del Estadio que hace la actual Junta.
Hay un problema de fondo. De opacidad, de tomar decisiones por vía interpuesta, echando la piedra y escondiendo la mano. ¿Porque este proyecto cuánto durará? Más allá de cuando tocan elecciones seguro, ¿verdad? ¿Y esto cómo condicionará a una nueva Junta? ¿O es que nos quieren tener ligados a esta sí o sí y por el presunto bien de todos? ¿O es que más allá de lo que decidan los socios sobre sus futuras Juntas habrá unos señores inversores que decidirán por nosotros (en virtud de un contrato firmado años antes) y si no nos aplicarán consecuencias que podrían pasar por dejarnos caer como club? Muchas preguntas, ¿verdad? Entienden que así no pueda más que votar ‘no’, ¿sí? Porque si hubiera tenido respuestas a todo ello habría podido valorar si como socio creo que el proyecto nos conviene o no. Pero este privilegio no me ha sido concedido. Mi ‘no’, en este sentido, será una exigencia de explicaciones, de concreciones y de argumentos que creo que todos los socios del Barça merecíamos y merecemos.
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