Democracia indigesta

  • Democracia indigesta

     

    ¿Qué debemos pensar de la calidad democrática de un estado donde a sus autoridades las inquieta más una asamblea de ciudadanos que reclaman el derecho a voto por vías pacíficas, haciendo de lobby, antes que un golpista que campa en libertad y que treinta años después todavía celebra en un cuartel militar su atentado como si aquello hubiera sido una gesta? Da qué pensar, verdad? No es a todos niveles aquello de Vladimir Putin en Rusia pero un poco de mala conciencia sobre aquello que son y cómo lo hacen igual algunos sí que la tienen, y de aquí los paralelismos de Margallo entre Catalunya y Crimea, quizás.

    El ínclito Alfonso Alonso, portavoz del PP en el Congreso, aquél que un buen día para mirar de decir que la consulta no cabía en la constitución aseguró que “las leyes aunque sean injustas hay que cumplirlas”, ha hablado sobre la celebración de Tejero, su hijo y otros uniformados. Ha defendido que aquello fue “una paella indigesta”. ¿Sí? ¿Seguro? ¿Sólo esto o hay a quien la democracia se le indigesta y no le acaba de entrar? Porque realmente merece la pena destacar que con este episodio el PP ha vuelto de mostrarse (absurdamente) como el partido de los récords en cuanto a dejar escapar oportunidades para reivindicarse plenamente cómodo en el actual régimen. Han decidido trasladar al hijo de Tejero, responsable de montar el akelarre retrógado en el cuartel, y ala. Las explicaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández, daban escalofríos solo de escucharlas. Y además sorprenden, treinta años después, en boca de representantes de un partido que apostó por la democracia y que cuenta en sus filas con gente que cree en ella seguro. Pero, ¿en qué democracia? ¿De qué calidad la quieren o la pueden metabolitzar? Las formas y el fondo, también en esto, acostumbran a ir muy unidas.

    Muy saturado debe estar el córner del españolismo y la derecha más derecha para justificar que el gobierno del PP haya reaccionado tan absurdamente y blanda a la celebración en conmemoración del 23F en el cuartel de Tejero júnior. Y lo destituyen no por conmemorar un intento de golpe de Estado, sino por no haber pedido permiso para celebrar el acto. Esperpéntico. Pero es como si quisieran enviar un mensaje a un público determinado que miran de retener en el extremo derecho de su electorado. Una vez más. Como cuando no condenan el franquismo en votaciones propuestas por otros partidos. “¡Nos quieren tender una trampa!”, acostumbran a justificarse. De acuerdo, no les digo que no, pero el PP no caería de ninguna forma en ellas si no lo quisiera o si pudiera evitarlo. Pero lo lleva dentro. Como el escorpión de la fábula. No puede evitarlo, se ve. O esa sería una hipótesis. ¿La otra? Reiterados errores no forzados, que dirían en tenis. Pero yo me pregunto: ¿sólo errores?

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