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- 06 feb
¿De pirámide a gintonic?
Las del Femen muestran los pechos, tiran bragas, gritan… Y el cardenal Antonio María Rouco-Varela ríe. Y los de su lado que intentan impedir que las activistas feministas lo tumben, también. Normal. Ni a ellos, ejemplares de la Iglesia más tronada, nada de eso ya no les asusta. Si lo quieren (y a menudo incluso si éste no es el caso) se hartan de ver, pechos y bragas. Eso ya no transgrede, ya no da miedo, ya no hay ningún respeto reverencial por la cosa, ni por la simple palabra. ¿A que ya ni las mojigatas más tradicionalistas no hacen la señal de la cruz ni miran al cielo cuando ven algo de eso? Pues igual pasa con la independencia. Con la palabra y con su natural utilización y reivindicación. Es parte del éxito del proceso que se está viviendo en Catalunya.
Vendrá aquí Susana Díaz y pontificará desde tribunas selectas, o entrará Mariano Rajoy por la Diagonal, ellos harán aspavientos a propósito del simple hecho de votar o de la independencia, y evidenciarán que en eso, aquí, son minoría. Que aquí estos conceptos (estas realidades) ya no asustan a nadie.
Generacionalmente está clarísimo que la sociedad emergente está hechísima a la democracia, y que lo asume sin más. ¿Que se tiene que votar? Adelante. ¿Que de eso se puede derivar la independencia de Catalunya o seguir como hasta ahora? Hagan juego y hablemos de las consecuencias de ello y de las de quedarse como estamos ahora. Normalidad.
A Jordi Pujol le daba pánico llamarse independentista. El mismo Artur Mas parece que todavía libre una batalla interna dentro de su cabeza cada vez que tiene que decir la palabra “independencia”, pero por la vía de los hechos ya lo está defendiendo sin problemas.
El mundo cambia muy pero que muy rápido. ¿Cómo no lo tiene que hacer también la política? En Catalunya, por ejemplo, hace unos años se decía que la composición de la federación de CiU, en cuanto al sobiranismo, era como la de una pirámide. Mucha presencia en la base, que se iba adelgazando a medida que se ascendía hacia la cúpula. Y ahora los hay que nos quieren hacer creer que hemos pasado a un esquema como de copa de gintonic, como de pirámide invertida, con mucho independentista a la cúpula de CiU, aún más incluso que en su base electoral. Error. Lo que ha pasado es que el miedo se ha desvanecido en todas partes. Arriba y abajo. A derecha e izquierda. Y cada vez más, como por todas partes, la base se hace escuchar más (y más horizontalmente) por quienes lideran. De pirámide a cilindro, para entendernos. Sin aspavientos.
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