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- 01 oct
Gestos de grandeza y grandes “listos”
“A algunos la grandeza les queda grande”. Lo dijo Shakespeare, quien efectivamente no llegó a conocer Mariano Rajoy y a su gobierno, pero que perfectamente les podría haber dedicado este bonito fragmento de pensamiento en caso de encontrarse todavía entre nosotros. Y es que, casualidades del vivir en España, el día en que el presidente Rajoy invita a Artur Mas a “repensarse” el proceso soberanista y sus “consecuencias”, se anuncia un nuevo hachazo presupuestario con más consecuencias negativas para los ciudadanos catalanes. Grande no. Gordo. Muy gordo. En la línea.
Ayer se presentaba en Madrid un nuevo proyecto de presupuestos generales del Estado que implican una rebaja en las transferencias a las comunidades autónomas, donde Catalunya pierde un 21% del fondo de suficiencia global, cuando la reducción media es borde el 15%. Palmo. “¿Ya os lo habéis pensado bien, catalanes?”. Y rematando solo a raíz de las primeras cifras del presupuesto: el recorte en inversión pública en Cataluña es del 25,5% y la deja relegada a la cuarta posición a pesar de ser la que aporta más PIB al conjunto del Estado. Los ciudadanos catalanes, son quienes hacen este esfuerzo y reciben en regreso este gran y magnánimo trato del Estado.
“¿Ya os lo habéis pensado bien, catalanes?”. Esta es la advertencia cosa nostra style que se emite en Madrid con hechos y con palabras. Con el lenguaje de siempre. Con el proceder del conquistador que sólo sabe de una manera de mantener la provincia sublevada a raya. Palo y nada de zanahoria. Lo practican desde tiempos inmemoriales y no les ha ido mal. Por tanto, persisten en ello, sólo con un pequeño problema: parece que, efectivamente, una mayoría de catalanes se lo ha pensado.
Dice mucho de un Estado como el español, que se atreva a hablar de gestos de “grandeza” para combatir el derecho a voto, con su nivel de deuda, de corrupción endémica, de paro desbocado y de grotesco desprestigio de las instituciones, de la Corona, a la justicia, pasando por el Banco Central, los partidos políticos y su marca. Dice mucho de su anacronismo y de su impracticabilidad. Dice mucho de hasta qué punto es poco estimulante formar parte de él para los ciudadanos de un país como Catalunya, que además de aportar recursos como nadie, muy a menudo por encima de las propias posibilidades, encima tienen que vivir la mofa de los “listos” que hacia su colonia revoltosa no tienen más que suficiencia, amenazas y consecuencias nefastas. ¿Que quizás sufriremos otras peores? Pregunta: ¿pero realmente alguien cree que nos puede ir mucho peor de como nos va la cosa en esta relación tan tóxica? Las consecuencias negativas, en todo caso, sabemos para quién serán si hay independencia, ¿verdad? Sí, efectivamente, para los grandes “listos” a quienes les saltará por los aires el modus vivendi que defienden de forma tan violenta, baja y faltada de grandeza.
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