El derecho a decidir de CiU

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    Insisto. A las palabras de Josep Antoni Duran i Lleida les damos una importancia y una de vueltas que tampoco sería menester. La última, porque ha dicho que esto de la prisa es mala compañía. Se ve que algunos con eso les cae el alma a los pies, cuando hace dos años, en la campaña catalana de 2010 no decían nada cuando era Joan Puigcercós quien pedía no ser arrollados por la prisa, en contraste con las tesis de Solidaritat. Y al igual que ahora no dicen nada cuando es Joan Herrera quien apela a asumir el hecho de que la prisa puede ser un enemigo. ¿Tienen razón? Sí y no. Todos tienen parte de acierto y de error, en su diagnóstico. Pero, en todo caso, si nos alborotamos por lo que dice Duran, hagámoslo cuando otros expresan lo mismo, ¿no?

    De hecho, piensen que prisa-prisa uno nunca la tiene cuando ve que su proyecto vital o político terminar. Es cosa de unos pocos privilegiados, el hecho de trascender de ello y poner, por encima de los propios, los intereses colectivos. La gran parte de nuestra clase política, y buena parte del conjunto de la sociedad, esto lo ha practicado bastante poco. Así que tampoco tendrían que cebarse especialmente con Duran. En esto es bastante ordinario. Bastante normalito. Hace bastante como la media. Ve que llegamos a un escenario de ruptura que removerá el tablero político tal y como lo habíamos entendido hasta ahora, y sufre. Normal.

    Otra cosa sería si eso tuviera consecuencias en la acción de gobierno del presidente Mas y en su hoja de ruta pactada con la Esquerra de Oriol Junqueras. Pero eso no está pasando. Duran no detiene el rumbo fijado. Al contrario, compacta el compromiso Mas-Junqueras. Y, en este escenario, el derecho a decidir del pueblo catalán se avanzará sin duda a uno muy particular: el derecho a decidir de Convergència respecto de Unió, y a la inversa. Este será uno de los mundos que removerá el nuevo momento político. Reivindica Unió el “derecho a discrepar”. Lo ha tenido siempre y lo ejerce en todo momento y en público cuando le conviene. No hay novedad, pues, de momento. Pero cuando este discrepar con CDC sea sobre el “sí” o “no” a la independencia, si eso acaba pasando, ya estaremos al final del camino y el objetivo colectivo lo tendrá el pueblo catalán a tocar. Así que, de verdad: dejen a Duran tranquilo. Aunque él no lo haga con sus socios.

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