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- 07 feb
¿Ensuciamos o limpiamos?
Hasta hace pocas semanas el anuncio institucional estrella era aquel del envàsonvas.cat. Iba sobre residuos y reciclaje. Y causó furor. Residuos y reciclaje. ¿Les suena? Yo lo vinculo a la actualidad ya otro anuncio institucional no muy lejano, aunque menos triunfante. Uno que iba acompañado de un jingle de los Catarres con un estribillo que decía: “Tan limpio es quien limpia como quien no ensucia“. Yo hacía años que lo había escuchado de labios de un sabio: mi abuelo. Y sí, vale también para la política y entorno.
No me pondré paranoico ni haré como Johan Cruyff los últimos años suyor en can Barça cuando hablaba del mítico “entorno”. Pero no obsesionarse no significa prescindir del hecho de que éste exista. La política no la hacen solo los partidos. Por tanto, no solo los señores políticos la encharcan y la alejan del conjunto de la sociedad. El resto también sumamos o restamos mucho. Y sin duda el momento reclama de suma colectiva, de reciclaje colectivo y de actitudes, no solo por parte de los políticos.
Ellos que hagan limpieza. Que la hagan como nunca antes. El momento es crítico, así que o ahora encaran remontada y tratan de ganar decididamente parte de la credibilidad perdida, o la caída libre continuará, imparable. El drama es que seguramente no queda mucho para tocar fondo. Y, llegados a este punto, sufriremos. Todos. Y mucho más que ahora.
Digo esto porque los partidos políticos deben limpiar(se) y deben dejar de ensuciar(se) con la corrupción de unos que lo mancha todo. Pero también con el discurso de la inmensa mayoría, que no hace más que ensuciar la proyección de la política, toda ella envuelta permanentemente con un velo de ruido y de pimpampum de lo más desagradable y repelente, por el rechazo que genera.
¡Ahora! El resto, confiando que solo los políticos hagan limpieza, tampoco deberíamos entregarnos a ensuciar con la mancha del pesimismo crónico. Estos días me he encontrado que desde los medios se critica que el presidente Mas no convocara a los partidos a una cumbre anticorrupción a la vez que se dice que este tipo de encuentros no sirven para nada más que para la foto. Señores: no y no. Eso es ensuciar. Y recuerden la máxima del abuelo: “Tan limpio es quien limpia como quien no ensucia”.
Yo propongo que la limpieza que es necesaria la hagamos todos con exigencia de ida y vuelta. O confiamos en que los políticos se moverán (o ahora o nunca) o la salida es la no salida. Y no lo contemplo. Cheque en blanco, ninguno, que luego vendrá un Bárcenas cualquiera y aun nos dará un disgusto. Pero brazos caídos, ya de entrada, tampoco ni uno. Yo a los políticos no les descargaré del peso de la gran responsabilidad que les corresponde a la hora de sacar la política del lodazal donde la están hundiendo unos y otros. Yo no me sumaré, por supuesto, a la tarea añadida de medios y ciudadanos abonados al derrotismo, que con su escepticismo salvaje también ayudan a un ensuciamiento ya un hundimiento que dicen detestar. ¿Lo comparten? Pues si es así, que se note. El no ya lo tenemos. No lo asumiéramos como si nada. Porque la resignación, en el punto donde nos encontramos, no es una opción.
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