Gestos y ‘listos’

  • Gestos y ‘listos’

    Miro al PSC, le escucho, y no entiendo nada. Y entonces es cuando lo entiendo todo. Entiendo cómo es que coinciden tanto con el PP cuando presentan la opción de la independencia como el “abismo”. ¡Es que sería el suyo seguro! Bueno, eso opinan los que controlan un partido que hace sufrir, muy especialmente a quienes creen en él o lo hicieron algún día. Pero también a los que aún creemos en la tarea necesaria e inclusiva respecto del proceso por el derecho a decidir que debería poder aportar el PSC en capas amplias de la sociedad.

    Un partido que se ha reivindicado tradicionalmente tan progresista no podría mostrar posiciones tan conservadoras si no fuera porque, desgraciadamente, quizás ha identificado que aquel bien máximo a preservar es la conservación de su propio partido. Pero se equivocan quienes así lo defienden. Están llevando su comportamiento a un extremo grotesco. Porque aquel PSC que era PSOE sí o sí no tiene sentido en la Catalunya actual. Vaya, estar puede estar ahí tanto como quiera, evidentemente, pero si se empeña en quedarse anclado en el pasado se expondrá indefectiblemente a dejar de ser identificado como un instrumento político útil al servicio de una sociedad que ha cambiado. Que ha evolucionado, como todo el mundo en todas partes. ¿Y el PSC no?

    Este es el gran debate de los socialistas catalanes sobre la independencia. Uno primero y germinal. El de su independencia respecto del PSOE. Y de ahí no salen. Escucho al portavoz parlamentario, Maurici Lucena, defendiendo con dificultades cómo Catalunya es “sujeto jurídico” al tiempo que somete el derecho a decidir de su sociedad a lo que no “irrite” al gobierno de Madrid. ¿Qué concepto de soberanía del pueblo catalán es éste? ¿El del PSC respecto al PSOE? ¿El del presidente del Club de Polo de Barcelona, ​​que ahora dice que el movimiento soberanista “nos hace menos simpáticos en el resto de España”? ¿Estamos hablando de esto? ¿De que la gran objeción a que Catalunya pueda votar libremente sobre su futuro es el miedo a irritar o a no caer simpáticos? ¿Debemos hacer aún más “gestos” para hacernos perdonar que somos lo que somos y que incomoda algunos?

    No, realmente el problema del PSC es otro. Y es que, mientras oficialmente Joaquim Nadal, Montserrat Tura o jóvenes como Laia Bonet o Jaume Collboni no acaban de entender lo que verbaliza su partido, en realidad ellos como el resto lo entendemos todo. No es cuestión de más gestos, sino de listos que, aquí y en Madrid, atenazan a un PSC que quieren que siga como siempre, leal a un statu quo que perjudica a Catalunya. La situación les asegura el modus vivendi, aquí y allá. Pero la fórmula pinta caducada. Las argucias parlamentarias y los malabarismos dialécticos hace días que topan con una realidad que exige posicionamientos claros que ayuden a progresar, también democráticamente. ¿Verdad que eso lo entiende todo el mundo? Los listos del PSC harán como que no. Pero el resto (los de su propia casa incorporados) no es necesario que les sigamos mucho más el juego.

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