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- 16 dic
El pacto y la libertad
La libertad. Ese es el frame. Ese es el enfoque que se quiere aplicar a la nueva legislatura para que acabe cuajando el pacto entre CiU y ERC. El enfoque, el marco a través del cual se juzga y se observa la política, siempre es importante y condiciona una parte de las expectativas de éxito o de fracaso de iniciativas como la de un acuerdo de legislatura. Ayer mismo, por ejemplo, Quico Homs, uno de los hombres fuertes de Artur Mas y pieza clave en su última campaña electoral, admitía en el consejo nacional de Convergència que la estrategia electoral había partido de una base que no tuvo suficientemente en cuenta que elframe de las elecciones del 2010 fue, para muchos que optaron por la federación nacionalista, el del voto antitripartito, el de «los que no podían ver a Montilla, a Carod, a Saura, a Puigcercós…». Y a CiU le fue muy bien. Pero ese frame ya pasó. Se veía que los del tripartito no sumaban.
Ahora se quiere poner en valor otro marco propicio, el de la libertad (de Catalunya respecto de España), para sumar la CiU de Mas (y de Josep Antoni Duran Lleida) con la Esquerra de Oriol Junqueras. Pero aún persiste la desconfianza mutua. Necesitan (más) tiempo.
Ayer, en el Palau de Congressos de Catalunya, más de un consejero nacional tuvo la sensación de que los discursos que allí pronunciaron Mas y Oriol Pujol no fueron los que estaban previstos. La noche antes se había constatado que el pacto con ERC se encallaba. Pero el guión previsto tenía que mantenerse. Los consejos nacionales de los respectivos partidos estaban convocados (de hecho, para aprobar un supuesto pacto que finalmente no llegó), y tocaba poner buena cara y «fichar», a pesar de la sensación de más de uno «de estar allí para pasar el rato y porque tocaba».
Pujol puso buena cara, apeló a la calma y pronunció el discurso que se emitió en abierto para los medios de comunicación. Mas no. Lo reservan: «La negociación continúa, y quedamos en ser discretos», justifican desde CiU, insinuando que ERC está hablando y filtrando demasiado.
Y el rostro de Mas, ayer, seguía siendo de enfado. Un cabreo que dicen que le acompaña desde el 25-N, por no haber calculado la inconveniencia (a nivel de partido) de convocar elecciones anticipadas. «Tenemos un problema si, por ejemplo, nadie de los nuestros en Cornellà nos dijo cuidado, y pasamos allí de segunda a quinta fuerza», se admite desde el equipo de Mas.
Pero al mal tiempo, intento de buena cara. «Con la investidura pactada tenemos mucho más tiempo para acabar de rematar», advierte otro convergente, optimista porque dice que ahora hablarán con ERC con más libertad, palabra baraka, sinónimo de suerte, y con la que se quiere comprometer la legislatura.(Para leer el artículo en EL PERIÓDICO, clicad aquí)