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- 17 sep
Palabras y silencios reveladores
Las reacciones a la manifestación del Onze por un Estado catalán dentro de la Unión Europea fueron ayer muy variadas y reveladoras. Variadas no solo entre partidos, sino también dentro de ellos mismos. Y reveladoras respecto a aquello que dicen sin decir, o que lo hacen entre líneas.
En CiU la cosa se clarifica cada vez más. El presidente Artur Mas asumió el clamor de la manifestación, que era por la independencia. Versionó el “todo está por hacer y todo es posible” de Martí i Pol y compareció en la solemne galería gótica de Palacio con bandera catalana… y europea. Dice que quiere “estructuras de Estado”, esto poco después de que su portavoz, Francesc Homs, asegurara que “se tiene que acelerar la transición nacional” (ya saben ustedes hacia dónde). Al flanco institucional hay que sumar la voz del secretario general de CDC, Oriol Pujol, que dice que a él no le cuesta nada pedir explícitamente la independencia. Y también tenemos que tener presente el silencio de Unió. El martes estaban en la mani. ¿Será que alguien todavía se encuentra en estado shock por lo que allí vio?
En el PSC, que como partido no fue a la manifestación, su primer secretario, Pere Navarro, dice que “toma nota” de la manifestación pero se aferra en su idea federalista. Es decir, siguen donde estaban. Nada ha cambiado en el PSC, pero esto no pasa de hace pocos meses para acá, sino desde hace décadas. Y cada día cuesta más poder saber qué ofrece exactamente de nuevo este PSC que se reclama así, a una sociedad en movimiento. Incluso las declaraciones de ayer de Rubalcaba desde Madrid sonaban más osadas y nuevas, y eso que no acabó de decir nada y echó (sin decirlo) de aquel concepto quemado de la “España plural” de Zapatero, para mirar de pinchar al PP.
Y, ¡ay el PP! Esperanza Aguirre sigue ofuscada en hacer quedar mal a Mariano Rajoy y su gobierno, que poco o nada que la necesitan para este propósito. El presidente español (en su línea) ayer calló. Quizás mejor así, si solo sabe hablar con ligereza ante momentos y reclamaciones serias. ¿O quizás es que por serio entiende el estilo de declaraciones como las de ayer de Alícia Sánchez-Camacho cuando habló de fronteras que se levantarían entre Cataluña y el País Valencià o Aragón? Muy sensato, sí señora. No denota nada de nervio, no. Y entiéndanme la ironía. Igual de desbordada se revelaba ayer Soraya Sáenz de Santamaría, teniendo que recurrir a apelaciones a “no equivocarse en un país con cinco millones de parados”. Lo admite: España, tal y como la hemos conocido, es un proyecto en fallida técnica. Y que la única que admita que hay que “replanteárselo todo” sea Aguirre…
Solo les he apuntado tres frentes de reacciones. Ayer hubieron más. Pero solo con estos ya tenemos bastantes pistas de cómo el tablero político ha quedado sacudido después de la Diada histórica de este 2012, y eso que ya estaba movido de hacía un cierto tiempo. Nada volverá a ser igual. ¿Peor? ¿Mejor? Diferente.
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