Estado propio: ‘E la nave va’

  • Estado propio: ‘E la nave va’

    ¿Convergència es independentista? Sí y no. Depende. ¿Pero de qué? ¿De su supuesta ambigüedad endémica o más bien del cristal con que se mire por parte de los que interesadamente interpretan lo que ha pasado en el congreso de este partido en Reus? Desde un extremo exclaman que sí. Desde el otro aseguran que no, que el partido de Artur Mas y Oriol Pujol sigue siendo ambiguo y que lo de CDC son parole, parole.

    Desde la orilla que en Euskadi se autodenomina «constitucionalista» dicen que CiU se ha «radicalizado». Lo hacen identificando independentismo con radicalidad y sin querer admitir que quizá hoy lo más radical es asumir sin más un statu quo donde Catalunya siempre pierde. Pero de los de Alicia Sánchez-Camacho no se puede esperar algo diferente. Y tampoco se puede esperar algo muy dispar desde el partido que con José Montilla de candidato se definió como «ni independentista ni de derechas». Eso después de haber gobernado la Generalitat siete años gracias a ERC. Apunte.

    Por su parte, desde las filas del independentismo oficial, tras pasarse décadas exigiendo a Convergència que se posicione, cuando esta reclama un «Estado propio» para Catalunya, sin valorar positivamente el paso ni una milésima de segundo ya le piden que casi lo proclame desde el balcón de la Generalitat, algo que superaría todo lo que han hecho en más de 80 años los que se reivindican como independentistas puros, con etapas en el Govern de por medio.

    El centro político no es estático, y en Catalunya, tranquilamente, se ha desplazado hacia el desapego creciente de una España que no escucha. Convergència (y una parte de Unió) se mueve en esa dirección. Como reza el título de aquella mítica película de Federico Fellini, E la nave va, la nave va. A su ritmo, que quizá es el de una mayoría. Lo veremos, pero pinta que va en serio. Por eso mismo preocupa a España.

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