Harto de los hartos

  • Harto de los hartos

    Nosaltres sols! (¡nosotros solos!) ¿Recuerdan aquella organización nacionalista de principios de siglo pasado? Solo por el nombre ya se ganó un rinconcito en nuestra historia política. ¡Nosotros solos! Así se bautizaron. Y como diría aquel ex-azulgrana que después fue abducido por el banquillo del Real Madrid, “no hase falta que dises nada más”. El mensaje era claro y culminado con exclamación. Era de cabreo. De no querer saber nada del mundo. Tenían sus razones. Pero, ¿y las repúblicas independientes de casa de cada uno de nosotros? ¿Y estos ciudadanos que sólo se quejan y que nunca ayudarán a superar la crisis con sus quejas, prejuicios y mal karma? ¿Qué razones tienen que justifiquen su persistencia?

    Ayer el presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció en el Parlament que los miembros de su gobierno no cobrarán la paga extra de Navidad. No lo harán ni ellos ni los altos cargos de la Administración pública catalana. Y ante esta medida, ya pueden imaginar la de cejas que se arquearon en tono escéptico. La de “ptsés!” burlones que debían de brotar de labios con ganas de hacerse los listos. Y la de comentarios coñones que se habrán llegado a hacer a propósito del chocolate del loro.

    Lo he visto. En la facultad, en casa, en twitter y aquí vía comentarios. Los mismos que sueltan con alegría que los políticos no dan ejemplo y que “no hacen nada” (así, con generosa enmienda a la totalidad) son quienes primero menosprecian cualquier gesto que venga de esta parte, según observan, por insuficiente, por populista, por falso, por demagogo, o por todo ello a la vez. Son los hartos. No los indignados.

    Esta especie, que tan extendida está y que tan poco se manifiesta en la calle (“total, para qué”, pensarán) son los hartos que tanto me hartan. Querrían estar ellos solos, y entonces sí que se gobernarían de perlas. Pero no cuela.

    Ayer Mas impulsó esta medida, y hay que aplaudirla. Igual como es de justicia aplaudir que la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, apuntara que sumará la cámara catalana a las medidas de austeridad. E igual como es de justicia aplaudir que ayer el parlamento andaluz decidiera congelar el sueldo de sus diputados para el año próximo. ¿Todo esto nos sacará de la crisis? No y sí. No solo, pero no molesta y es más que nada. Es más que la queja autista, sistemática y paralitzadora. No destruye, y en cambio suma esfuerzos y ejemplo.

    En cuanto a los de la escuela del ¡Nosotros solos!, ojalá cada día lo estén un poco más. Será una de aquellas buenas nuevas que tanto necesitamos de cara a ir mirando de salir de la crisis.

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