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- 15 dic
Sentido(s) de Estado(s)
El pasado viernes, 6 de diciembre, Día de la Constitución, con las notas del himno español sonando de fondo y a todo trapo en el acto que en plaza de Sant Jaume de Barcelona habían organizado PP y Ciutadans, Artur Mas y su conseller de Presidència, Francesc Homs, encarrilaban en el Palau la propuesta de pregunta que elpresident pondría sobre la mesa de los partidos por el derecho a decidir. Tres días antes, en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu, Homs, como portavoz, había sacado presión mediática alpresident al fijar la fecha de referencia para el anuncio de un acuerdo sobre la pregunta y la fecha de la consulta alrededor del 27 y el 31 de diciembre. La prensa contaba con ello. Por lo tanto, con los medios relajando un punto su atención y con la generación (y la gestión) de unas expectativas muy bajas sobre la posibilidad de un acuerdo inminente, el president aprovechó el paréntesis de tres días «de fiesta» a fondo.
Según los estrategas de Mas, en el éxito final también ayudó mucho «la confianza, la discreción, la orden y la disciplina prusiana» que mostraron los líderes políticos implicados en la negociación, así como la velocidad en el desenlace, entre el miércoles y el jueves. Muchos factores sumaron para desviar la mirada y la presión de los medios. El anuncio de encuentro entre Oriol Junqueras y Josep Antoni Duran Lleida, por ejemplo. Y muy especialmente la inauguración, la misma mañana del acuerdo y con gran polémica mediática previa, del simposio España contra Catalunya.
Desde el equipo de comunicación de Presidència se puso especial interés en que la prensa habitual que cubre la información del Govern fuera convocada y se desplazara a la sede del Institut d’Estudis Catalans (IEC), a la apertura del simposio que haría unHoms reconvertido en liebre para la ocasión. La presión y los focos, en el IEC, no en el Palau. Cortinas de humo que cumplieron fielmente su función. Mientras tanto, Mas, Junqueras, Joan Herrera y David Fernández llevaban muy personalmente el diálogo por el acuerdo final. Pocos más que ellos (en el Palau, sobre todo, el jefe de gabinete del president, Joan Vidal de Ciurana) estaban plenamente al caso de cómo evolucionaba todo. Se reducía así el riesgo de filtraciones a unos líderes que demostraron entender la trascendencia del momento.
La noche del miércoles al jueves, unos cuántos sufrieron mucho «por si alguien se iba de la lengua» sobre un acuerdo que ya solo pedía de su escenificación (imprescindible) al día siguiente. Pero al sentido de Estado se sumaron comportamientos de Estado. No en vano, todos aquellos que el jueves se hicieron la foto en la galería gótica del Palau de la Generalitat están por uno de verdad, independiente o no.
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