El poder de las formas

  • El poder de las formas

    Antes de que ETA y los rebeldes libios irrumpieran en el relato informativo, la gran noticia de la semana era la priorización del corredor mediterráneo por parte de las instituciones europeas. Una vía para el transporte de personas y mercancías que podría llevar la economía catalana a dar un paso de gigante y, claro está, la española en consecuencia también. Momento importante, decisión europea, pero foto para los de casa. Esto casi siempre va así. Europa acostumbra a impulsar y a cofinanciar, pero los que cortan la cinta son alcaldes, consejeros, presidentes o ministros. Y, de hecho, por el corte de cinta de una decisión que todavía deja bastante por hacer, esta semana se ha dado entre bastidores una trifulca política curiosa.

    Carles Fabró es el jefe del gabinete de relaciones externas y protocolo del gobierno de Cataluña. Un departamento que cuelga jerárquicamente de la oficina del presidente. ¿Y de que se ocupa este gabinete? En pocas palabras: de la liturgia del poder, que es una parte importante del relato. Fabró y su equipo atienden al poder de las formas, de aquello que saldrá en fotos y vídeos en los medios. Este miércoles, como se hace siempre que el presidente Artur Mas asiste a un acto público, un equipo del gabinete de Fabró visitó temprano la sede de la Cambra de Comerç de Barcelona, bastante rato antes del inicio del acto convocado por Fomento y su ministro, José Blanco, de cara a celebrar la decisión de la UE. ¿Objetivo del equipo de protocolo? Que el fondo de escenario en que Mas, Blanco y el presidente de la Cambra comparecerían fuera “neutro”. Y entiendan en este caso neutro por “no de Fomento”.

    Del gobierno de Cataluña era obvio que no lo sería porque justo las gestiones de Palacio habían forzado un día antes que Mas estuviera presente, y presidiendo, como le corresponde en rango ante un ministro en Cataluña. Si Blanco había convencido la Cambra para que fuera esta institución la que organizara, la comunicación del acto lo tenía que proyectar así. La Generalitat no luciría al máximo, pero el gobierno español tampoco. El poder de las formas.

    Así, como si de luchadores de yudo se tratara, los hombres del secretario general de la Presidencia, Quico Homs, dedicaron sus esfuerzos con relación a esta foto a aprovechar la fuerza del oponente para mirar de imponerse. De la posible estrategia socialista de apropiación del concepto del corredor les había puesto definitivamente en alerta el acto de domingo de los socialistas en Sabadell, con un Alfredo Pérez Rubalcaba que quiso dejar claro un titular: que CiU, con el PP, no había querido apostar en su día por el corredor. ¿Respuesta? Lunes tarde, desde Palacio se hace correr entre los informadores el malestar del gobierno con esta estrategia. Martes por la mañana, la prensa especula sobre si Mas irá o no al acto del día siguiente, y aquel mismo día, después de almorzarse con la lectura en El Periódico del artículo “Bienvenidos al corredor mediterráneo”, del secretario de estado de Transportes, Isaías Táboas, sale Homs y comparece en rueda de prensa post-Consejo Ejecutivo para desvelar que Mas irá. “Que irá y presidirá”, deja claro su equipo a la Cambra y a los medios en una convocatoria de prensa en que se insiste especialmente en ello.

    “Mas presidirá”. Protocolo manda. Y así fue, con un Blanco a quién su gira en Falcon por Santiago de Compostela, Madrid, Zaragoza y Barcelona, en cuanto a protagonismo, le quedó bastante menos lucida en su escala catalana. “El protocolo es la escenografía del poder”, dice Francesc Galmés en El poder de les formes (La M agrana, 2011). Y lo dice con una experiencia de más de treinta años en el ramo. Después de haber visto muchas cómo esta.

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