Votos (y esfuerzo) al garete

  • Votos (y esfuerzo) al garete

    Dolors Bassa

    “Som com som”, el eslogan de campaña de ERC del año 2006 era claro y obtuvo un muy buen resultado electoral, sorprendente para los mismos dirigentes del partido, que iban a aquellas elecciones como quien camina hacia el matadero, tras la experiencia del primer tripartito y de su papelón en todo aquello. Entonces vino el gobierno Montilla, y entonces sí que acabaron tocando fondo electoral, en 2010. Pero nadie podía negarles sinceridad. Se habían mostrado como eran, no habían querido hacer pasar gato por liebre, y bastante gente los apoyó. En 2006, digo. Ahora la consejera Dolores Bassa y otros, al pelo de la muerte de Fidel Castro y los elogios que han hecho, han proyectado un revival de aquel momento y nos ha mostrado lo que también es ERC. ¿Que ahora es muchas otras cosas? Seguro. Pero esto también, aunque no se muestra de un tiempo hacia aquí, gracias a los esfuerzos de un equipo de Oriol Junqueras que sabe muy bien por dónde debe mirar de crecer electoralmente: por el centro. Estos días más de uno en Palau o en la sede de la calle Calabria de Barcelona ha debido pensar que pena de votos y esfuerzos tirados al garete. De momento se lo pueden permitir. Tienen margen, pero no deberían hacer muchas patinazos como este.

    Escuchaba ayer la consellera Bassa como entraba en directo en la jaula del “Tallat Party” de Can Basté en RAC1, y lo tuve claro, pocos minutos después, que la mujer no era lo suficientemente consciente de dónde se había metido. Pero no por el presentador y los tertulianos, sino por el jardín donde se iba metiendo ella sola, tratando de justificar lo injustificable, es decir, la acción de un dictador y los efectos de su régimen. Que había tenido cosas buenas, decía. Como cuando Raphael decía que Franco “algún pantano hizo”. O como cuando hay chilenos que dicen que Pinochet hizo remontar el país y convertirlo en puntero en diversos frentes. Pero cuando hablamos de una dictadura no deberíamos hablar de cifras o datos económicos, sino de valores, de ética, y más concretamente de la falta de ambas cosas. Políticos que lo miran con distancia y en Europa, especialmente.

    Decir que Fidel no fue más que un dictador es no decir del todo la verdad, sobre todo si nos referimos a su etapa inicial. Pero decir que no fue un dictador también es faltar a la verdad. Y de modelos de este tipo, en Europa no los necesitamos. En absoluto si nos tenemos que reflejar en referencias estimulantes de cara a la construcción de un nuevo Estado. Ayer, en este sentido, el PDECAT encontró una buena vía para marcar perfil y diferenciarse de ciertas ideas que se asoman entre sus socios de ERC (y ya no hablemos de la Cup) y que es su partido parece que no han cuajado, pese a su reubicación ideológica. El Secretario del Gobierno, Joan Vidal de Ciurana (sigan este nombre) twitteó: “Pudiendo poner ejemplos como las democracias nórdicas o Canadá, sorprende justificar modelos que en su globalidad nadie querría para él”. Es eso.

    Ayer, de hecho, y también en Twitter, un joven miembro de ERC decía: “Muchos militantes de ERC agradeceríamos que diputados en el Congreso y consejeras recuerden que somos republicanos. Defendemos los derechos civiles y políticos “. No como Fidel Castro y su dictadura, venía a decir. Y su petición iba dirigida a Joan Tardà, Dolors Bassa y otros “caras” de ERC que tras el traspaso del cubano han expresado opiniones totalmente legítimas en democracia, pero bastante alejadas de la centralidad social y política de nuestro país. Afortunadamente.

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