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- 06 jul
Convergència y la vía PSC
Que un partido en k.o. técnico como es el caso del PSOE, además con un follón interno de dimensiones cósmicas, tenga la capacidad de anularte en cuestión de unas pocas horas sin mover un dedo, dice mucho sobre qué pintas en el socialismo y en general. Hablo aquí del PSC, claro, al que su propuesta de referéndum a la canadiense le ha durado lo que tarda Miquel Iceta en bailar “Do not Stop Me Now!” cuando suena donde sea. Un suspiro. Y además, y sale el primer secretario de los socialistas catalanes y dice que podrían haber retirado la idea tal como la habían escrito negro sobre blanco, y que aquí no hubiera pasado nada. Pero, ojo: lo más triste de todo es que tiene razón. No habría pasado nada, porque básicamente la relevancia del PSC está quedando en ello. En nada. Convergència este fin de semana debe elegir si opta por tirar definitivamente por esta vía o si reacciona.
Porque está claro que Convergència ya no es lo que había sido, y de ahí que este fin de semana tenga que optar por algo mucho más profundo que un re-styling. De hecho, profunda es la batalla que ya hace una temporada que se está entregando, entre los que quieren seguir mandando, defensores del statu quo y del cambio lampedusiano, y otros que creen que se pueden hacer las cosas de otra manera y que hay que apostar por un nuevo artefacto político muy nuevo y diferente.
Se busca “un Puigdemont al partido”, pero las ponencias del congreso las hace el poder del actual partido, y aquí habrá que ver con qué margen de maniobra se parte para impulsar un cambio real durante el congreso de la teórica “reinvención” convergente . Este es uno de los máximos frentes de preocupación de los partidarios de la reacción de verdad, no un Germà Gordó que consideran que “va de farol porque no tiene apoyos, pero que aguanta para estar”. Dicen que se palpa entre la militancia y los cuadros emergentes del partido una especie de “ola serena” para buscar un nombre nuevo y de consenso. “Es la única manera de dejar atrás el pasado”, aseguran. Y se sienten “David contra Goliat”, pero aquí también habrá que tirar del paralelismo PSC-PSOE que los hacía antes. Si este aparato, con este partido tal y como está ahora, ha de aplastar como si nada a los aspirantes a relevarlo, poca fuerza e ingenio para hacer nada relevante (en general) tendrán estos “davids”.
¿Qué al final todo dependerá mucho de lo que marquen Artur Mas y Carles Puigdemont? Sí, sin duda. Pero si la “ola serena” no les ayuda a impulsar la barca para hacerla volver a flotar, básicamente habrá servido para seguir borrando, un poco más, el rastro sobre la arena de lo que fue Convergència.
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