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- 06 abr
¿Colau for president(a)?
Hay que ver cómo va aprovechando el tiempo y cómo va poniendo de los nervios a sus adversarios políticos (dentro y fuera su partido/plataforma/confluencia). La alcaldesa de Barcelona ha crecido políticamente en muy poco tiempo y esto ha sido, a partes iguales, por los regalos de sus contrincantes y por la vista que ella tiene y que hace que no desaproveche ninguna ocasión para proyectarse mediáticamente. Porque fíjense que no hay semana que no sea noticia por algún motivo. Esto con Xavier Trias no sucedía, y ya no les digo nada de Àngel Ros, de Josep Félix Ballesteros o de Marta Madrenas, que seguro que están felices de no ser muy protagonistas, porque cuando salen en los grandes medios básicamente es en clave de show, externo o interno. Esto Colau no lo tiene, y en su caso sabe aprovecharlo.En breve Jaume Collboni se incorporará a su equipo municipal, y ya veremos si el republicano Alfred Bosch se pone también o si tarda un poco más en hacer la digestión de los últimos resultados electorales. En cualquier caso, por ahora, en el espectro de la izquierda, en Barcelona, no hay quien le haga sombra. Y al frente, tampoco, con una CiU municipal en proceso de buscar recambio de Trias, con un PP con Alberto Fernández casi en final de ciclo, y con una Carina Mejías inexistente. La CUP, simplemente no juega esta liga. Y la alcaldesa va creciendo. Cabe decir que se lo ponen bastante fácil, especialmente los trogloditas que la envían a frotar o hacer de pescadera, pero ella sabe buscar y encontrar la foto, la facebookada o el tuit de respuesta adecuado y de impacto. Es un arte no al alcance de todos. Y así tiene a Pablo Iglesias respetando, porque la teme, al presidente Carles Puigdemont en busca de sintonía, porque sabe que es interlocutora válida, y Oriol Junqueras preocupado porque le tapona la vía de crecimiento que Esquerra buscaba a costa del deshilachamiento del PSC, especialmente en el área de Barcelona y alrededores.
Ahora sólo le faltaría acompañar toda este componente político con un balance de gestión que cerca de un año después de haber accedido al cargo es bastante discreto, especialmente si lo comparamos con la expectativa que generó entre ciertas capas de la ciudadanía que la impulsaron esperando alguna cosa nueva y estimulante en tiempos de megacrisis y de distanciamiento profundo con una política “tradicional” que no identificaban como útil. No ha hecho casi nada de diferente, en este sentido. Esto de momento, que todavía le queda mandato. Y, si está viva y se la sabe larga (como creo que es el caso), el mandato lo terminará y no responderá a los envenenados cantos de sirena que la quieren de candidata a presidenta, aquí y allá. Habrá tiempo, si sabe mantenerse y ofrecer un cierto hoja de servicios que pueda lucir.