¿Quo (no) vadis, Convergència?

  • ¿Quo (no) vadis, Convergència?

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    Si hacen ejercicio de poner “Quo vadis, Convergència”  en Google, verán que el título es poco original y lo han planteado un montón de veces en columnas, artículos y reportajes. Se ve que preocupa mucho, eso de Convergència. Y no de ahora, sino de hace muchos años. Un mérito, sin duda, de una formación política que, a pesar de parecer que ha tenido crónicamente a muchos con el alma en vilo, de momento ha sobrevivido. Pero el tiempo pasa para todos, y últimamente a velocidad de vértigo, y la capacidad de flotar demostrada hasta ahora no es garantía de nada. Convergència, concretamente, tiene este sábado un Consejo Nacional que marcará el pistoletazo de salida oficial a su Congreso del mes de junio. ¿Será este el congreso de la refundación? ¿El del rebautizo? ¿El de la chapa y pintura? ¿El del “cerramos el chiringuito… y abrimos una nueva”?

    A partir de esta semana, pues, sentiremos voces que hasta ahora han ido hablando más o menos con discreción pero que saben que o se mueven ahora o igual no lo harán mucho más con opciones que alguien los escuche, sobre todo a partir de junio. Sentiremos, pues, pronto, el diputado y ex consejero de Justicia Germà Gordó, pero también a otros. Y algo no nos descubrirán: hacia dónde va Convergència. Esto ya lo tienen claro, es hacia la independencia, y acudirán por la vía Mas, por la vía PNV o por una opción ‘x’ según el momento y la circunstancia. Pero si un mérito ha tenido el proceso soberanista, éste ha sido, entre otros, clarificar el objetivo último y prioritario del principal partido del catalanismo. Ahora bien, ¿tiene claro hacia dónde no? Esta también es la cuestión.

    ¿Tiene claro que no puede hacer de Esquerra, que para eso ya hay este partido, por cierto reencontrado consigo mismo y también consciente de hacia dónde no debe ir (que es su pasado más reciente, hace unos pocos años)? ¿Tiene claro que no puede hacer de Convergència antigua, de cuando Jordi Pujol, porque esta etapa es precisamente la que tiene que cerrar en su congreso de junio, con cambio de nombre o sin? ¿Tiene claro que a pesar de haber optado por el independentismo, no puede renunciar a ser sinónimo de utilidad al servicio de una causa y de un país que reclaman que si tiene papel (por ejemplo ahora en Madrid) debe jugar fondo? ¿Tiene claro que no puede ir hacia la irrelevancia o hacia el testimonialismo?

    Porque en la vida, tan importante es lo que quieres ser como lo que no quieres ser. Así que Convergència debe elegir a conciencia. Y deberá hacerlo ya, no esperar a junio. A partir de esta semana comienza su particular carrera de relevos. De ella con ella y sus nuevas circunstancias. A ver si ahora, en este momento clave no sólo para ella, Convergència sabe no hacerse la zancadilla a sí misma.
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