Salvad al soldado proceso

  • Salvad al soldado proceso

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    Cuando se instala una idea entre el respetable, aquellos a los que no beneficia vale mucho la pena que se pongan rápido, el bien o el mal ya estará hecho (para bastante tiempo). Es lo que ocurre ahora con el proceso soberanista. La idea entre el españolismo rampante (que perdió las elecciones catalanas) es que se ha terminado el proceso. Y la idea entre buena parte del soberanismo (que ganó las elecciones) es ciertamente lo que no tiene pinta que termine saliendo adelante. Unos perdieron las elecciones pero tienen la sensación de haberlas ganado porque su adversario se ha perdido en medio de un mar de dudas y de contradicciones. Y los otros ganaron aquellas elecciones de septiembre (que parece que haga siglos), pero no tienen la sensación de que aquello sirviera de mucho y, lo peor de todo, la perspectiva no parece mucho más estimulante con las elecciones del 20-D .

    La campaña de la ilusión (que lo fue pero no tanto como muchos esperaban) fue la del 27-S. La de ahora debía ser una derivada más del tsunami que se esperaba. Y no. La sacudida (necesaria) no fue lo suficientemente fuerte (como era necesario), y ahora la ilusión parece que ha cambiado de bando. Porque a Ciudadanos tienen la sensación de que sin haber hecho mucho más que aprovechar mediáticamente los errores de los demás, pueden pintar mucho. A Podemos y alrededores, para que las elecciones catalanas les salieron fatal y ahora, cuando a ellos de verdad les importa, hace la fila que se recuperarán. En el PP respiran porque el PSOE está fatal y el contexto les favorece con la movilización del voto más conservador. Y los socialistas… bueno, ellos están contentos en Cataluña con salvar los muebles, y también se ven en condiciones de hacerlo. Todos tienen una perspectiva, por modesta que sea, cerca de los dedos. ¿Y el indepedentisme?

    La Cup a hacer de ficus y confundirse con el mobiliario, aprovechando estos días de descanso de su tan estigmatizado “pressing Cup“. A Convergència a tratar de no tomar todo el daño que se prevé ya ver si en Duran no entra en el Congreso. Y a Esquerra a ver si las elecciones pasan con un papel digno que saben que a poco que suban lo tendrán, y así recuperan papel en el tablero soberanista. Todo bastante poco ambicioso y, sobre todo, muy poco ilusionante. Todos bien dedicados a salvar los respectivos muebles y con muy poco del proceso en la cabeza. ¿Y la épica? Parece ya arrinconada. ¿Quién de ellos dirá aquello de “sálvame del soldado proceso“? Seguramente ninguno de ellos y, en todo caso, si lo hacen, lo más triste de todo es que lo harán con muy poca credibilidad. Esta idea, que cada uno vuelve a ir a la suya, también está instalada entre el público. Y habrá una buena sacudida en los últimos días de campaña para contradecirlo. Esto sí que parece un imposible de aquellos que Artur Mas dice que se han superado en los últimos años. Uno, de hecho, que si no se alcanza en breve, dejará los más importantes en quimera.

    (Podéis leer el artículo completo en Món.cat, aquí)