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- 07 sep
Frente (poco) popular
«Simula y disimula». Lo recomendaba el cardenal Mazarino, regente de Francia en la niñez de Luis XIV y más Maquiavelo que Maquiavelo. Decía esto y en su imprescindible Breviario de los políticosañadía: «No te fíes de nadie, di cosas buenas de todo el mundo y prevé antes de actuar». María Dolores de Cospedal y quienes le escriben lo que dice no lo habrán leído bien. Porque una cosa es hacerse el integrador y poner en valor algo bueno de adversarios políticos con quienes en teoría quieres construir un frente contra el soberanismo, y la otra es hacerlo de manera tan explícitamente partidista que pasado un rato todo el mundo te ha visto ya el plumero y te ha rechazado, aprovechando también para marcar perfil. «No te fíes de nadie», tendría que haber sabido Cospedal que practicarían los otros. Y «prevé antes de actuar», por ejemplo, cómo reaccionarían Unió, PSC, Ciutadans y UPD, los invitados por el PP a una «gran coalición» contra el independentismo.
El miedo más grande
Pero además de la mezcla torpe de fuerzas políticas con historia y corpus ideológico tan diferentes como Unió (también la de Josep Antoni Duran Lleida) y Ciutadans, el dudoso frente «popular» propuesto por Cospedal cojeaba por otro flanco: el de disimular, en este caso los propios miedos. Y el más grande del PP es ahora a la fragmentación de su espacio político. Las encuestas reiteran que podría perder la mayoría absoluta y que PP y PSOE podrían sufrir un descalabro histórico en el Congreso. Por lo tanto, ¿la propuesta de los populares (y la conferencia política del PPC de este fin de semana) va por Catalunya? No, va por España y reviste de amor hacia Unió, los socialistas, Ciutadans y UPD, lo que es puro interés partidista. Una especie de opa amistosa a los votantes respectivos que no cuaja por demasiado evidente. Y también porque choca con unos partidos del bloque unionista (Unió aparte) que puede coincidir mucho ahora en la diagnosis y en la terapia que hay que aplicar al proceso soberanista, pero que a la hora de buscar votos, entre ellos, compiten por cachos de un mismo trozo de pastel.
Habrá quién dirá que el PP ha acertado porque ante cierto público habrá quedado como el más dispuesto a todo por la unidad de España, pero oficialmente la idea de «frente común» iba solo por Catalunya, donde poco arriesga porque poco tiene. A pesar de que esto todavía lo disimula bien, en parte gracias a quienes rechazan las proclamas de amor pero le compran tramos del discurso y lo hacen a menudo calcado en lo que respecta a Catalunya.(Para leer el artículo en EL PERIÓDICO, clicad aquí)