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- 05 jun
¿Quién dice ahora #tenimpressa?
Escuchaba a Mariano Rajoy el martes ya sin ningún tipo de margen para la sorpresa porque hace tiempo que el presidente español, ecce homo, superó mi particular (y generoso) umbral para la cosa. Lo escuchaba y pensaba en aquella sincerísima frase de ZP (quizás de las pocas de este género que pronunció como presidente y en general como individuo): “Cualquiera puede ser presidente”. Está pasando. Y Rajoy decía que hace tiempo que no tiene noticias de Artur Mas porque el presidente catalán no lo llama. Entonces me vino a la cabeza la novela de Eduardo Mendoza Sin noticias de Gurb. De ahí la sonrisa que dibujé en mi rostro. No por Rajoy, que deprime, sino por la metáfora. Porque ciertamente, como el personaje de la novela de Mendoza, costaría encontrar a un individuo más desubicado como presidente que Rajoy. Más desubicado como líder y lo que describe canónicamente a los del género, y a la vez más desubicado respecto de una realidad catalana y otra de social en España que lo dibujan a él y a los suyos como de otro planeta.
Pero pensar a estas alturas de la película que el proceso catalán simplemente irá deshaciéndose como un terrón de azúcar, además de sonar extraterrestre y demostrar una gran ignorancia o una gran mala fe respecto de lo que pasa en Catalunya, es altamente irresponsable. Especialmente viniendo de un gobernante. ¡Eso sí! A ello está abonada aquello que Pablo Iglesias describe como “la casta”. De Iglesias me distancian un montón de cosas, por ejemplo en cuanto a modelo de sociedad a que aspiro, pero una cosa no quita la otra. Hay una “casta” dirigente en España que piensa que como siempre ha hecho puede ir decidiendo en pequeño comité y por cansancio del resto. Y no. El cansancio es con ellos y su proceder. Y si no lo ven seguirán el proceso de eyección a su particular agujero negro: la fragmentación parlamentaria.
Estos días Rajoy y Rubalcaba nos lo han vuelto a demostrar, también con la abdicación de Juan Carlos I y el proceso sucesorio que deposita todas las esperanzas en su hijo Felipe. ¿Ahora quién dice #tenimpressa? Ellos. Se mofaban del proceso catalán, de “la locura”, pero desde que empezó aquí las instituciones y los partidos catalanistas no han hecho ningún paso en falso de aquellos que pudieran hacer pensar que la cosa transitaba por veredas democráticamente discutibles. En Madrid, en cambio, ahora ala a correr y a pastelear un parche hecho ad hoc para la monarquía y para escabullirse del debate democrático y de fondo que nunca como en una coyuntura como ésta podrían tener más en bandeja en España para hablar de su modelo de gobernanza. Son extraterrestres y desorientados como Gurb no ven la emergencia de “el español cabreado” y sus consecuencias. Y aquí, en cambio, una Catalunya bastante ya en el espacio sideral donde nos ubicó un buen día Margallo, hace días que esta realidad no nos incordia ni nos provoca prisa. Simplemente, vamos pasando. Y ya se lo harán (con prisa, mal).
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